¿Tras la pandemia y la recuperación del turismo aprecian una mayor voluntad de apostar por la sostenibilidad?
Estamos contentos porque el turismo regrese a los niveles de antes de la pandemia, pero no queremos regresar a la parte negativa, es decir, la turismofobia, la contaminación, los plásticos, el derroche de comida en los hoteles… Hemos visto un mayor interés por la sostenibilidad, pero hemos de tener cuidado con conservar lo bueno del turismo, el impacto positivo en las comunidades; los ingresos y el trabajo que genera, y tratar de no volver a los mismos errores que antes.
Desde la perspectiva del Consejo Global de Turismo Sostenible, que es una pequeña organización, hemos visto un mayor interés por la sostenibilidad
Contamos con un sistema de criterios globales para la industria turística, con estrategias a nivel regional y nacional, y en los dos años de pandemia ha aumentado el número de países y empresas que se ha interesado por nuestro sistema.
Por ejemplo…
Por ejemplo, Turquía se ha comprometido con nosotros a que, para 2030, todos los hoteles del país estén certificados por un programa que el GSTC haya acreditado. También se han comprometido grupos como TUI, Accor, Hilton… TUI, por ejemplo, tiene el 90% de sus hoteles certificados por un programa acreditado por el GSTC.
¿Cuáles son las principales amenazas para el sector?
Hay flujos turísticos que más que ser guiados por una gestión son el resultado de una estrategia de marketing a la que no acompaña un plan de gestión. El objetivo no tiene que ser únicamente aumentar el número, sino aumentar el impacto positivo, es decir, incrementar los ingresos, la estancia… En el afán de recuperación, no se trata de retornar a los antiguos números, sino de prestar un poco más de atención al balance entre impactos positivos y negativos.
En este sentido, los riesgos son los que mencioné antes, la turismofobia, el impacto negativo del turismo sobre el cambio climático, el consumo de agua en determinadas regiones. Los temas de la sostenibilidad no han cambiado mucho, pero nuestro mensaje es empezar con unos parámetros y una gestión que controle un poco más los flujos del turismo.
¿Cómo se consigue ese objetivo?
No es fácil establecer unos parámetros de medición, que vayan más allá de los números. Desde nuestro punto de vista, la única forma en que pueden medirse las consecuencias es a nivel del destino, donde realmente se puede medir de una forma más efectiva cuáles son los impactos del turismo, con la implicación de todos los actores. A lo mejor habría que ir de lo local a lo global.
La comunidad, que puede ser una ciudad o un pueblo, es quien tiene que controlar su desarrollo turístico y eso no siempre pasa. A veces influyen actores externos, como los turoperadores o las grandes compañías hoteleras, pero hay que encontrar un balance entre los intereses de una gran compañía y los de un destino
¿Se hace necesario un marco legal para avanzar hacia un turismo más sostenible?
Creo que no. Las leyes pueden definir unos límites, pero respetarlos no sería suficiente para llegar al turismo sostenible. Por ejemplo, las leyes pueden establecer que no se puede construir a 100 o 150 metros de la costa, pero no necesariamente indican que lo que hay que construir tiene que ser de acuerdo a parámetros de sostenibilidad, por ejemplo, en lo que se refiere a la utilización del material o medidas de eficiencia energética. Un contexto legal fuerte ayuda, pero para tener un turismo sostenible, hay que ir más allá.
Ahí entran entonces las certificaciones…
Las certificaciones, que son voluntarias y es donde estamos más involucrados, aportan un valor añadido al mercado, ante los consumidores garantizan que has ido más allá de cumplir las leyes.
¿Cómo funciona el sistema de acreditación del GSTC?
Desde que nacimos, hace 15 años, hemos creado un sistema de acreditación de certificaciones turísticas. Hay más de 180 certificaciones turísticas y hay cierta confusión en el mercado porque no siempre está claro lo que prometen y lo que cumplen. En nuestro sistema, si los estándares de quienes se acercan a nosotros incluyen todos los elementos fundamentales que hemos definido en nuestros criterios, logran un primer nivel que llamamos ‘reconocimiento’. Si los procedimientos de auditoría cumplen con los criterios internacionales, reciben el sello de acreditación, que es el máximo que pueden lograr. Tratamos así de fortalecer la posición de mercado de las certificaciones y de aumentar el número de las mismas.
¿Se puede aplicar a todas las empresas del sector?
Tenemos un sistema detallado de indicadores para hoteles, turoperadores y destinos. Ahora estamos trabajando en cruceros, y turismo de reuniones, pero digamos que los criterios para la industria, tal y como están, son ya un marco suficiente para poder certificar cualquier actividad turística.
Comparado con otros sectores, los certificados en turismo son menos frecuentes. Por un lado, porque se han comenzado a implantar más recientemente y, por otro lado, porque es un sector muy complejo. Es una cadena de servicios, lo que agrega cierta dificultad
¿Cree que está aumentando la concienciación sobre la necesidad de comprometerse?
Creemos que sí. Soy bastante optimista al ver que grandes actores del sector se lo toman muy en serio. Si empresas como TUI, Airbnb, American Express Travel, Easyjet, Google, Hilton Intercontinental… se acercan a nosotros es porque hay un interés real. Es verdad que no siempre es fácil lograr resultados, pero veo un compromiso importante y confío en que esto lleve a unas formas de gestionar mucho más sostenible en los próximos años.
Uno de cada dos turistas asegura que quiere viajar a destinos sostenibles, pero en las ofertas no saben diferenciar qué lugares o productos lo son, según un análisis de su organización. ¿Por qué sucede esto? ¿No se ha trabajado lo suficiente?
Estamos trabajando para mejorar esta situación. Por ejemplo, con otro de nuestros miembros, Booking.com, estamos trabajando para que quien busque un hotel pueda identificar con relativa rapidez si es sostenible. Hay establecimientos que se autodefinen como sostenibles, pero en nuestra opinión esto es solo posible si un tercero, de manera independiente, lo puede certificar.
Uno de los problemas que vemos es que todavía no hay una masa crítica importante. Hay varios miles de establecimientos certificados, pero deberían ser más para que tengan una influencia importante en el mercado
Si el ejemplo de Turquía fuera seguido por otros sería muy importante porque se ha comprometido a nivel de gobierno en certificar todos sus hoteles, y si no lo están no van a recibir turistas, eso es muy potente.
Fuente: Hosteltur